Un ex boxeador (Liam Neeson) que está envejeciendo y trabaja como matón para un jefe mafioso de Boston (Ron Perlman) recibe un diagnóstico perturbador. A pesar de tener una memoria vacilante, intenta rectificar los pecados de su pasado y reconectarse con sus hijos, de los que se ha distanciado. Está decidido a dejar un legado positivo para su nieto, pero el submundo criminal no ha terminado con él y no lo dejará ir por voluntad propia.